domingo, 28 de septiembre de 2008

El Museo de Xalapa (Crítica contructiva de nuestro colaborador Carlos Alejandro)


Hace algún tiempo visité el Museo de Xalapa, ubicado en la calle de J. J. Herrera en la zona centro de esta ciudad, y dejénme decirles que al momento si me impresionó, pero despúes de algun tiempo recibí algunos mails por parte de algunos usuarios que visitaron dicho museo, del cual solo transcribo su más humilde opinión. Quiero aclarar que estoy de acuerdo con algunos comentarios que muestro a continuación:

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Estimados Administradores de "Tu Xalapa".

Regresé de la Atenas Veracruzana al atardecer del pasado día 2 de septiembre.

Como siempre, Xalapa me pareció más hermosa que nunca y mi esposa y su sevidor tuvimos la oportunidad de estar en el mirador de la USBI y recorrer sus increíblemente preciosos bosques, admirando esa vegetación, exclusiva de la zona xalapaña. Vayan mis humildes parabienes a las autoridades de la gloriosa Universidad Veracruzana (la mejor de la República, después de la UNAM) por obsequiar al xalapeño y al visitante por ese primoroso vergel, único en México.

Ahora, lamento expresar una decepción enorme que llevé: se trata del dizque "Museo" de la ciudad de Xalapa.

Entré ahí con la esperanza de encontrar algo que sirviera para elevar mi espíritu y mis escasos conocimientos de mi amada tierra...¿y qué hallé?, un desorden de mamparas en una obscuridad casi total; ni una sóla fotografía de Xalapa antigua; ni una simple iconografía de ilustres xalapeños; sólo unos cuantos objetos sin importancia...¡lástima de la hermosa casa sobre la calle de José Joaquín de Herrera (y Ricardos)!, ¡una auténtica belleza que admirábamos desde la terraza del Parque Juárez, con el brocal de ese pozo, con sus florecientes bugambilias!...Ahora, ya no es posible asomarse sin el riesgo de darse una buena caída...En fin, este pseudo-museo hasta hasta carece de venta de publicaciones respectivas...lo único bueno que encontré fue una exposición que me deprimió más: una colección de papeles moneda del siglo XX...peor si hubiera sido numismática y digo que la encontré buena...porque lo demás fue un fiasco.

Desde aquí quisiera hacer un llamado al Lic, David Velasco Chedraui, Edil xalapeño, para que busque la manera de hacer un museo DIGNO de la Ciudad Paisaje, De no estar habitada, de no tener propietario, propongo la preciosa casa del Poeta Eximio, del Aeda DON SALVADOR DÌAZ MIRÒN, la Quinta "Santa Rosa", ubicada en la Av. Hidalgo, frente a "Los Berros", donde el excelso vate escribiera su preciosa poesìa (que sì era poesìa, no como la de cierto poetastro "nobel"de literatura) titulada "Pinceladas", parte de su obra "Lascas"; esa casa, por su historia y amplitud, serìa el recinto ideal para ese museo.

En fin, señores administadores de este ya muy querido blog, expresè mi desconcierto y decepciòn, por lo demàs y como siempre, repito, mi Xalapa està màs bella que nunca y muy adentro de mi corazòn.

Por otro lado, les enviarè otro relato de un espeluznante suceso de la casa de mi abuelo paterno, en la calle de Victoria.

Por su atenciòn, las màs infinitas gracias,

Atentamente,

CARLOS ALEJANDRO VÀZQUEZ GUTIÈRREZ
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Gracias amigo Carlos por este comentario. Quiero agregar además que mucho de lo que nos escribe nuestro amigo es cierto, lamentablemente es nula la apreciación sobre la historia de Xalapa muy a pesar de la técnologia que se esta usando en este recinto. Aún así, un saludo a todo el staff del "Museo Casa de Xalapa".

miércoles, 10 de septiembre de 2008

La Estrella Verde (Reflexión)


Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todo los colores: blancas, plateadas, verdes, rojas, azules, doradas.

Un día, inquietas, ellas sea cercaron a Dios y le propusieron:

-Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas.

-Así será hecho - respondió el Señor. - Las conservaré todas pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.

Se cuenta que en aquella noche hubo una fantástica lluvia de estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños. La Tierra quedó, entonces, maravillosamente iluminada.
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Pero con el correr del tiempo, las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.

-¿Por qué volvieron ? - preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.

-Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias.

El Señor les contestó:

-¡Claro! Ustedes pertenecen aquí, al Cielo. La Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae, de aquél que yerra, de aquél que muere. Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la perfección.


Después de que había llegado gran cantidad de estrellas, Dios verificó la cantidad y habló de nuevo:

-Nos está faltando una estrella ¿dónde estará?

Un ángel que estaba cerca replicó:

-Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor.

-¿Qué estrella es esa? - volvió a preguntar.

-Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola: la Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la Esperanza.

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Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propio de la persona humana, propia de aquél que yerra, de aquél que no es perfecto, de aquél, que no sabe cómo puede conocer el porvenir.

Recibe en este momento esta Estrellita Verde en tu corazón, la Esperanza. No dejes que ella huya y no permitas que se aparte.

sábado, 6 de septiembre de 2008

El Chango de la Calle de Guerrero


En la calle Guerrero, vivió hace tiempo una muchacha de unos dieciocho años, que tenía como mascota un chango. Ella era hija única y quería mucho al animal.

Este cariño fue recíproco, al grado de que el mono se ponía muy celoso cuando la visitaba su prometido. El mico intentaba morder al muchacho o hacía travesuras para llamar la atención de la pareja.

Un día, el novio se acercó a ella para besarla, y el simio que se encontraba detrás de él, se le encaramó y lo sacudió violentamente hasta desnucarlo.
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