sábado, 23 de mayo de 2009

En aquellos días ...

Después de una larga ausencia de parte de este su humilde servidor, aquí les traigo una anécdota mas de mi mas grande colaborador: El Señor Carlos Alejandro Vázquez Gutiérrez. Está muy interesante y cuenta una crónica muy especial sobre los trenes en aquella época de los años 50's. Espero la disfruten tanto como yo.

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Locomotoras como esta, arrastraban los Trenes 101 y 102

HACE 50 AÑOS...

Lo que a continuación habré de relatar, narra una experiencia que, hasta la fecha recuerdo con mucha nostalgia, por tratarse de mi Señora madre, Doña Jovita Gutiérrez (q.e.p.d.) y de un inolvidable viaje a la ciudad de México, ocurrido en junio o julio de 1958.Para eso, hay que aclarar que mi hoy fallecido hermano, Lic. y Maestro en Economía, Jorge Enrique Vázquez Gutiérrez, celebraba su Primera Comunión en le Ciudad de México, y esto ocasionó el viaje de referencia.

Así, como al filo de las 23 horas de un día que no recuerdo la fecha, pero dentro de esos meses, mi señora madre me tomó de la mano y a pié me condujo a la terminal de aquellos famosos autobuses "Flecha Roja", que se encontraban en la última cuadra de la calle Revolución y que hoy pomposamente se denominan "AU"; al llegar a la taquilla y pedir dos pasajes a la ciudad de México, se encontró que el autobús directo a esta capital acababa de salir y que sólo podía adquirir pasaje en los horribles autobuses guajoloteros.
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Me volvió a tomar de la mano, abordamos un taxi a la Estación Nueva, de Ferrocarriles; yo que estaba amodorrado y somnoliento, únicamente oí que íbamos a tomar el tren y el sueño se me pasó del gusto y la emoción. Muy a tiempo llegamos, el taxi hizo el trayecto rápido (no había las avenidas de ahora, solo la Miguel Alemán y todo aquel recorrido se hacía en 10 minutos máximo por un terreno totalmente vacío); mi mamá, como siempre, compró dos boletos de Primera Numerada y nos sentamos a esperar la llegada del tren procedente del Puerto de Veracruz.
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Exactamente, a las 0.05, el portero anunció con un campanazo el arribo de ese tren; mamá y yo bajamos la escalera que conduce al andén; la llegada de ese tren era espectacular a mis 8 años: una preciosa locomotora diesel eléctrica, General Motors, F6 o F7, verde, con una espiga dorada que se transformaba en línea roja sonaba su campana y arrastraba un hermoso tren, largo, largo, de aproximadamente 12 vagones (Express, correo, segunda clase, primera clase, primera numerada y dormitorios); abordábamos un coche de primera numerada, con asientos reclinables de terciopelo velour y paños blancos; esos vagones desaparecieron al principio de los años 60's; eran suizos, de grandes ventanales y pintados blanco con verde...
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A los 20 minutos y después de que la locomotora partiera y le agregara el coche dormitorio que se quedaba en Xalapa, partía con toda velocidad, hasta llegar a la ciudad de México parando en Las Vigas, Perote, Oriental y San Lorenzo, Hgo. y en algunas estaciones intermedias, esto lo comento porque el tren 101-102, llegaba a la capital de la República con una exactitud asombrosa, siendo esto notable, porque respetando del derecho de vía del Ferrocarril Mexicano, tenía que alargar su trayecto al abandonar San Lorenzo, Hgo., tomar el ramal a Pachuca (lo que daba oportunidad de que el tren pasara debajo de la arquería del acueducto Zempoala-Otumba) de ahí se desviara con rumbo a Lechería y entraba por la actual Av. Ferrocarril de Hidalgo, a los patios de Nonoalco, y de ahí, hacia la antigua estación de Buenavista-Nacionales (junto a la estación de Buenavista-Mexicano, ambas completamente desaparecidas y la "nueva" Buenavista pasó a ser sede de un tren dizque "ligero", acabando con una añorada época).
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Para no aburrirlos, llegamos a casa de mi tía Emmanuela (que, como dije, vive en Coatepec, de 96 añotes); fuimos a la ceremonia de mi hermano y al día siguiente, nos encaminamos a la Estación de Buenavista-Nacionales a abordar el tren a Xalapa, y aquí empezaron las peripecias:
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En aquellos años, los trenes de salida se agrupaban a la intemperie del patio oriente de Buenavista; los separaba una barda del patio del FCM (Ferrocarril Mexicano); carecían de letreros de señalización o cuando los había, anotaban con gis blanco el destino de cada tren, inútiles en temporada de lluvias, como nos tocó.
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Como se acercaba la hora de la salida, abordamos un carro dormitorio y atravesamos cinco más para llegar al carro de primera numerada; tomamos el asiento que nos correspondía y ya acomodados, que una pareja de edad avanzada nos reclama su asiento; mi mamá les indicó que era nuestro el lugar y con las voces que se hace presente el Auditor y al revisar los boletos que le dice a mi mamá:"¡Señora!, este boleto indica que van ustedes a Xalapa y este es el tren que va a Ciudad Juárez. ¡Es el siguiente tren a la derecha de este y apúrele que está a punto de salir!". Nos bajamos y llegamos a la plataforma de uno de los dormitorios en el momento que gritaba el Conductor el consabido y añorado "¡Vaaaaamonos!".
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Tomamos -ahora sí- el asiento correcto y la corrida correcta; en el asiento de enfrente viajaban dos simpáticos capitanes del H. Colegio Militar que iban a Veracruz; mi mamá siempre fue muy platicona y en el trayecto, me arrullaron con su conversación, después de haber saboreado un riquísimo café de un "termo" que traían los militares.
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Desperté de mi sueño llegando a Oriental, Pue., lugar donde en ese entonces se cruzaban los trenes: el que "subía" a México y el que "bajaba" a Veracruz; llegaban uno y otro, como relojito, con puntualidad asombrosa.
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Y hete aquí que a pesar de haberse agotado el tiempo de espera, ninguno de los trenes se movía, lo cual extrañó al pasaje; un rumor in crescendo venía del carro delantero y que van apareciendo el Conductor, el Auditor, el Fogonero, el Maquinista y los Garroteros, avisando al pasaje, más o menos con estas palabras:"¡Señores Pasajeros!, han de perdonar este retraso, pero estamos en paro de una hora, porque el gobierno se niega a reconocer al Compañero Demetrio Vallejo, como nuestro Secretario General. La tripulación les rinde una disculpa y espera de su comprensión"...
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¿Cuál fue la reacción del pasaje?...
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Todos, sin excepción, incluso los militares, aplaudimos a rabiar y algunos gritaron "¡Viva Vallejo!, ¡abajo los charros!" y con gusto esperamos esa hora de paro (al pasar de los años, me entero que esos paros estaban determinados para horas de la mañana... ¿qué sucedió?. Sólo Dios y Vallejo lo sabrán).
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Ya para acabar, llegamos a la sin par Xalapa con dos horas y media de retraso, al filo de las 7.00 a. m., aquí viene a mi memoria un gratísimo hecho: al bajar de Perote, cerca de Las Vigas y donde nace la barranca de Actopan, se presentó a nuestros ojos un espectáculo que jamás he vuelto a ver en mi vida, un bellísimo, divino manto de nubes doradas que rodeaban la salida del sol y aún me estremezco al recordar y recuerdo que mi madre me decía: "Mira, hijo: es la casa de Dios".
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Esos eran los viajes que ya nunca, nunca volverán "gracias" a un presidente "revolucionario institucional" que vendió los Ferrocarriles -que Don Porfirio había empezado a nacionalizar en julio de 1909- a los extranjeros. ¡Allá su conciencia!.

Espero no haberlos aburrido.

Gracias.

CARLOS ALEJANDRO VÁZQUEZ GUTIÉRREZ

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Muy bonita ¿verdad?. Esperen más anécdotas de este xalapeño de corazón que gustosamente comparte con todos nosotros. Un agradecimiento muy grande para el de parte mía muy personal. Saludos.
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sábado, 16 de mayo de 2009

Las Olimpiadas Especiales (Reflexión)


Hace poco un queridisimo amigo mio falleció. Me dolió mucho su muerte porque eramos amigos desde pequeños. Pero algo bueno que puedo recordar de él es su buen corazón, su ayuda incondicional para todos lo que lo rodeaban y el infinito amor que le profesaba a su familia. Hurgando entre mis archivos encontré esta reflexión que quiero dedicarle. Va para ti hermano, donde quiera que estes, algun día volveremos a vernos. Se que ahora eres feliz junto a tu mamita con la que tanto ansiabas reunirte. Hechame tu bendicion desde alla arriba.

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Hace algunos años, en las olimpiadas para personas con discapacidad de Seattle, también llamadas Olimpiadas Especiales, nueve participantes, todos con deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros planos. A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de si, terminar la carrera y ganar el premio.

Todos, excepto un muchacho, que tropezó en el piso, cayó y rodando comenzó a llorar... Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás. Vieron al muchacho en el suelo, se detuvieron y regresaron...

¡Todos! Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: "Listo, ahora vas a ganar".... Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada.

El estadio entero se puso de pie y en ese momento no había un solo par de ojos secos. Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquél día, repiten y repiten esa historia hasta hoy. ¿Por qué? ...

Porque en el fondo, todos sabemos que lo que importa en esta vida, más que ganar, es ayudar a los demás para vencer, aunque ello signifique disminuir el paso y cambiar el rumbo. Porque el verdadero sentido de esta vida es que … TODOS JUNTOS GANEMOS, no cada uno de nosotros en forma individual.

Ojalá que también seamos capaces de disminuir el paso o cambiar el rumbo, para ayudar a alguien que en cierto momento de su vida tropezó y que necesita de ayuda para continuar. Pero sobre todo que esto no sea un proyecto individual, sino colectivo, entre todos seguro que podemos...

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Amigo, ojalá algun pueda ser como Tú. Te quiero donde quiera que estes.

sábado, 9 de mayo de 2009

Naolinco


El nombre de Naolinco proviene del náhuatl, Naui, en numerología náhuatl 4; Oli, movimiento; Ko, en; con diversas interpretaciones “Las cuatro estaciones del año” o “Lugar consagrado al Sol”.

Su origen se remonta hasta antes de nuestra era, fue una población totonaca. El totonaco naolinqueño fue adorador del sol y la luna, poseían observatorios, lo que les valió el nombre de pueblo de cronólogos.

Durante el siglo XVI hasta el año de 1519 durante el gobierno de Moctezuma Xocoyotzin, Naolinco permaneció sometido. En 1526 se fundan los pueblos de San Pablo Coapan, San Pedro Tonayán y Paxtepec, seis años después Naolinco se rebela en contra la dominación española reprimida por Diego Marmolejo.

A partir de la segunda mitad del siglo XVI se inicia la construcción del templo parroquial. Para el año de 1798 consta en los archivos parroquiales, la construcción de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, siendo mayordomo Joseph Mariano Domínguez.

Naolinco secunda los heroicos sucesos durante la Independencia. El 28 de septiembre de 1816, Naolinco es centro de dominación insurgente, declarándola capital en cuartel general en Tenampa. Guadalupe Victoria, establece en el cerro del Equinite, un centro de observación, mientras su guerrilla opera entre Misantla, Naolinco, Puente Nacional y Huatusco.

El 17 de mayo de 1881 se eleva a la categoría de Villa, el pueblo de Naolinco. En 1892 se inaugura el kiosco del parque Hidalgo, cuatro años después se suprimen los municipios de Aguasuelos, Coapan y Atexquilapán, anexando su territorio al de Naolinco. Por Decreto del 1° de septiembre de 1910 se eleva a la categoría de Ciudad, con la denominación de Naolinco de Victoria, en honor de Guadalupe Victoria distinguido luchador por la Independencia Nacional.

Naolinco se encuentra situado en las estribaciones de la Sierra de Chiconquiaco o Sierra de Naolinco, a 1605 msnm, su clima es Templado-húmedo-regular, con una temperatura media anual de 16° C; lluvias abundantes en verano y principios de otoño, con menor intensidad en invierno. Las principales elevaciones son Naollintepec, el cerro del Iquimite, cerro del Platero y lo Loma Alta. Lo riega el Río Naolinco, tributario del Actopan.

La industria del calzado, y diversos artículos de piel que ellos mismos curten, preparan y confeccionan, como botines, chamarras, bolsas, carteras y cinturones, de excelente calidad, continúa siendo una importante actividad productiva. Su fama ha trascendido los límites regionales y nacionales. Son muchos los hogares que viven de la fabricación del calzado, cada casa es un pequeño taller donde trabaja toda la familia hasta altas horas de la noche.


Plaza del zapato

Se pueden visitar cascadas como La Cueva, La Cazuela y el Salto de Plata, pero la que se ha ganado mayor fama es la Cascada de Naolinco a 100 metros aproximadamente, después de tomar una vereda que surge del lado derecho de la carretera en la salida hacia Acatlán.

A ocho Km. de la ciudad, se encuentran las ruinas de la Hacienda cañera de San Lorenzo. Hay dos lugares ideales para apreciar una vista panorámica de la ciudad: El Barrial de las Brujas, a 1 Km del centro y La Lomita a 300 mts.

También puede visitar caminando, a 1.5 kilómetros del centro, el Arroyo de la Mina con hermosos paisajes de exuberante vegetación y una represa.

Una mención especial merece la cocina naolinqueña, basada en recetas antiguas y celosamente conservadas, como el 'mole' preparado muy al estilo Naolinco, los embutidos de cerdo, entre ellos longaniza ahumada, chorizo, butifarra y queso de puerco; las patitos en escabeche, y los chicharrones. Probablemente lo que más fama ha dado a su cocina, son los chiles chilpotles rellenos de carne de cerdo aderezada con especies, aceitunas y alcaparras entre otros ingredientes; esta receta combina magistralmente elementos españoles y de la cocina mexicana; por su sabor, pueden equipararse a lo que representan los famosos chiles en nogada para Puebla.

También podrá deleitarse con sus dulces de jamoncillo de pepita presentados en elaboradas y graciosas figurillas, dulces de coco, frutas cristalizadas y repostería fina.


Una de las actividades artesanales más conocidas de esta ciudad es la producción de máscaras de madera. Estas son utilizadas en la región para las danzas religiosas. Entre las más populares están las de "Pilotos" que se usa en la Danza de Moros y Cristianos, y otras que son de la libre imaginación del artesano. Estas obras tienen la mezcla del espíritu indígena, con la tradición religiosa europea, por eso son versiones muy estereotipadas algunas y muy libres las otras, de rostros humanos, que dentro de su rigidez, demuestran un sentido del humor bien caracterizado.


Fuente : "Ruta de la Niebla" (Guía turística del centro del Edo. de Veracruz)

Fotos: Créditos a quien correspondan