viernes, 28 de diciembre de 2007

Oración Para Fin de Año

Otro año más que termina, y el primero de este humilde blog. Deseando que el año venidero sea de dicha, paz y prosperidad para todos, comparto con ustedes la siguiente oración para fin de año. Compartanla con su familia, amigos, conocidos y extraños, y que Dios los bendiga a todos.


Señor, al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de ti.

Gracias por la vida y el amor a mi prójimo, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice este año, por todo lo que pude realizar, por las cosas que pasaron, por mis manos y por lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, a las amistades nuevas, a los más cercanos a mí y a los que están más lejos, los que me dieron la mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí mi vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también Señor, quiero pedirte perdón por el tiempo perdido, por el dinero malgastado, por la palabra inútil, por las obras vacías y el trabajo mal hecho, por la oración que fui aplazando, que hasta ahora vengo a presentarte, por mis olvidos, descuidos y silencios te pido perdón.

Te pido señor por la paz del mundo, por los enfermos, los ancianos, los que están privados de su libertad, por los que no tienen que comer, por los que están sufriendo las inclemencias del tiempo, por todos aquellos que se olvidan de ti.

Señor, hoy empieza un año más y en estos momentos me encuentro reunido con toda mi familia, mis hijos, mis nueras, mis nietos, mi hermana, sus hijas, nietos y yernos, todos mis sobrinos, sus esposas e hijitos, y yo.

Señor, te pido para mí y todos los míos la paz, alegría, fuerza, prudencia, sabiduría, para que reyne siempre en nuestros corazones, cólmanos de tu amor, de bendiciones, de bondad, para que cuantos conviven con nosotros y se acerquen encuentren en todos un poquito de ti.

Ahora señor, bendice los alimentos que nos disponemos a tomar en estos momentos, bendice las manos que los prepararon y las que hicieron que llegaran a esta mesa.

Bendícenos Señor.

Amén.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Rosas Blancas (Reflexión)

Una emotiva historia sobre la inocencia y el amor, muy acorde a la época. Como todas las reflexiones, lleva también un mensaje que cada quién entenderá, según le dé su propio significado, espero de verdad que toque sus corazones. Una recomendación: En estas fechas, si toma, por favor, no maneje.


Entré a la tienda departamental de mi ciudad para hacer unas compras navideñas de ultimo minuto. Mire toda la gente y renegué entre dientes. Estaría allí para siempre... Y tenia muchísimo que hacer. Navidad estaba comenzando a ser un enfado. Yo preferiría dormir, hasta que pasara la navidad.

Me fui lo mas pronto posible entre toda la gente, y me dirigí al departamento de juguetes. Estando allí, renegué de nuevo sobre los precios de todos estos juguetes, y me puse a pensar que si mis nietos los apreciarían o si iban a jugar con ellos.

Me encontré en la sección de las muñecas. De reojo, miré un niño de mas o menos cinco años abrazando una linda muñeca. Le tocaba su cabello y la abrazaba tan tiernamente, que sin querer, seguía yo volteando hacia el niño y pensando que para quien seria esa muñeca. Mire que volteo hacia una mujer y llamo a su tía por su nombre, y le dijo:

- ¿Estas segura que no tenemos suficiente dinero?

La mujer le respondió con impaciencia:

- Tu sabes que no tenemos suficiente dinero para ella.

Su tía le dijo al niño que no se moviera de allí. Que ella tenia que agarrar otras cosas y regresaría en pocos minutos. Y luego se retiro de allí. El niño continuo abrazando la muñeca. Después de un ratito, le pregunte que para quien era la muñeca. Me contesto:

- Es la muñeca que tanto ansió mi hermanita para Navidad. Ella estaba segurísima que Santa Claus se la regalaría.

Le dije que quizás Santa Claus se la llevaría y el me contesto:

- No, Santa no puede ir a donde esta mi hermana, tengo que darle la muñeca a mi Mamá para que se la lleve.

Le pregunte que en donde estaba su hermanita. Me miro con sus ojos llenos de tristeza y me dijo:

- Ella se ha ido a con Jesús, al cielo. Mi Papá dice que Mamá tendrá que irse para estar con ella.

Mi corazón casi paró de latir. Luego me volvió a mirar el niño y me dijo:

- Le dije a mi Papá que le dijera a mi mama que no se fuera todavía. Que esperara hasta que volviera yo de la tienda.

Luego me pregunto que si quería yo ver su fotografía. Le dije que me encantaría. Sacó unas fotos que se había tomado frente de la tienda. Me dijo:

- Quiero que mi Mamá se lleve estas fotos para que nunca me olvide. Yo quiero tanto a mi Mamá, y quisiera que no tuviera que dejarme, pero Papá dice que necesita estar con mi hermanita.

Miré que el niño agachó su cabeza y se puso muy callado. Mientras el no miraba, metí mi mano a mi bolso y tome un puño de billetes. Le pregunte al niño:

- ¿Contamos de nuevo el dinero?

Se puso muy contento y me respondió que sí. Que El sabia que tenia que ser suficiente. Metí mi dinero entre el de El y lo comenzamos a contar. Era lo suficiente para la muñeca. Suavemente dijo:

- Gracias Jesús, por darme suficiente dinero.

Entonces el niño me dijo:

- Le pedí a Jesús que me diera suficiente dinero para comprar esta muñeca, para que Mamá se la pueda llevar a mi hermanita y El escucho mi oración. Quería pedirle para comprarle una rosa blanca a mi Mamá, pero no se lo pedí. Pero El me dió lo suficiente para comprar la muñeca y la rosa para mi Mamá. A ella le encantan las rosas blancas, muchísimo.

En unos momentos regreso la tía y yo me fuí con mi carreta. No podía dejar de pensar en el niño mientras terminaba de hacer mis compras. Ya tenia yo una actitud y sentimiento totalmente diferente que cuando comencé. Estaba recordando algo que había leído en el periódico unos días antes sobre un conductor ebrio que había chocado contra un carro, matando a una niña y la Mamá estaba en condición muy critica. La familia estaba tratando de decidir si quitarle la vida artificial. Pero seguramente, este niño no podría ser parte de ese relato.

Dos días después, leí la noticia que la familia había decido desconectar la vida artificial. Mas tarde ese día, no me pude resistir y fui y compré unas rosas blancas y los lleve a la funeraria en donde estaba la joven mujer. Y allí estaba ella deteniendo una linda rosa blanca, la hermosa muñeca y la foto de el niño de la tienda. Me fui de allí llorando, mi vida cambio para siempre. El amor que ese niño tenia para su hermanita y su madre era sobresaliente. Y en un instante, un conductor ebrio trozo la vida de ese niño en pedazos.

"Amigos son los Ángeles que nos levantan de caídos, cuando nuestras alas no recuerdan como volar"

jueves, 13 de diciembre de 2007

Parque de Los Tecajetes


El nombre de los Tecajetes se debe a una voz náhuatl que significa cajete de piedra.

Lo que conocemos como Parque de Los Tecajetes fueron extensos arenales, que cubrían parte de la avenida Manuel Ávila Camacho hasta el Hotel Xalapa. En algunos puntos, había espacios fértiles donde los habitantes sembraban hortalizas. La más famosa llegó a ser la de un chino que cultivaba varios tipos de vegetales, y que se veía beneficiada por las abundantes aguas de un manantial que allí se encontraba, y que el pueblo denominaba Chorro Poblano del Tecajete.

Durante mucho tiempo los xalapeños acudían a comprarle sus verduras. Después de su próspera estancia, el dueño de las hortalizas regresó a su tierra, quedando los sembradíos abandonados.

Aprovechando la hondonada que de manera natural tiene el sitio (en forma de tecajete), las autoridades construyeron un parque zoológico que durante algún tiempo funcionó y que ya no existe. Después se reconstruyó mediante la instalación de fuentes, arriates, juegos infantiles, una pista de patinaje y áreas para la práctica de ejercicios, tal como hoy lo conocemos.

Estanques con variedad de peces multicolores, un foro para presentaciones de artistas urbanos, excelentes paseos con veredas atascadas de exhuberante vegetación, espacios muy adecuados para disfrutar de una comida campirana con excelentes asadores. Este parque se ha convertido en una delicia dominical para toda la familia xalapeña.


Escultura "La Olla" (Fotografía tomada por nuestro amigo Ukyo)

Juanote

Juanote nació en Xalapa en 1921 y murió aquí en 1989. Su ejemplar vida en la que desarrolló una personalidad especial, transcurrió en esta población aparentemente como la de un hombre común. Sin embargo, estos dos hechos no fueron así.

El sobrenombre comienza llamando la atención y, hoy evoca a un fuerte hombre, cuyas energías creó en él una espontánea seguridad para el honrado vivir y en la sociedad los auténticos sentimientos de respeto, cariño y nostalgia. Este xalapeño ha dejado para siempre una firme huella en la tradición, la historia y el recuento de valores en nuestra sociedad.

Juanote creció bajo la severa mirada de un padre que sabía distinguir muy bien entre actos morales e inmorales, entre acciones honestas y deshonestas y, sobre todo, los matices de estos extremos, difíciles de advertir si la mentalidad es fanática, doctrinaria y narcisista. Seguramente, un ser tan admirable como su hijo, un hombre como pocos: nada de hipocresía, ningún riachuelo de culpa en la conciencia, toda distancia con las máscaras y los disfraces; una integridad que aprendió a amar y se fue con justa paz a la tumba.

Juanote, adolescente, asimiló con orgullo el oficio de su padre e integró el primer gremio de "cargadores de número" en Xalapa. Entregado a su trabajo, fue haciéndose un deleitoso y conocedor de la música clásica. Contaba entusiasmado que poseía alrededor de doscientos textos preferidos, más las diversas interpretaciones de los temas.

Melómano por elección, también formaba su discoteca con otros géneros musicales; entre sus inclinaciones se encontraban autores del folklore latinoamericano. La lectura de obras literarias también lo acompañaba en el escaso tiempo que dedicaba al estimado autodidactismo.

Juanote fue un símbolo de la Atenas Veracruzana de antaño. Desde los once o doce años (no recordaba exactamente), los xalapeños le confiaban los cambios de casas, los acomodos que él decidiera, las galantes entregas necesitadas de discreción y el cuidado de bienes que los dueños consideraban valiosos. Recorría a pie trayectos largos para cumplir con los traslados, en épocas que sólo existían veredas para llegar fatigado a lejanos lugares desde esta ciudad. El número 13 de cargador a él le parecía de buena suerte.

Juanote, el incansable, podía entregar desde una valiosa joya empaquetada en un diminuto y lujoso estuche, hasta un piano asegurado en su recio mecapal. Hoy, su vida no es la anécdota, sino el recto y simple vivir en el recuerdo.
Fuente: Historia, cuentos y leyendas de Xalapa
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Placa en memoria de Juanote situada en la calle de Enríquez

jueves, 6 de diciembre de 2007

Los Fantasmas de Los Berros (Leyenda)


Esta leyenda cuenta sobre dos fantasmas se aparecen en las noches nubladas y lluviosas en el parque de Los Berros, y dice así:

Ocurrió hace mucho tiempo que unos vecinos decidieron construir una capilla cerca del parque, con el fin de tener un sacerdote que los auxiliara religiosamente. Así, empezó a erigirse la ansiada capilla, y cuando estuvo terminada, los habitantes buscaron un párroco para que se encargara de atenderla.

Nunca se supo la causa por la que ningún cura quiso hacerse cargo de la capilla. Pasados varios meses, llegó un joven sacerdote, recién salido del seminario que ocupó el curato.

Entre los nuevos feligreses de la iglesia, había una niña como de doce años, quien se distinguía por su candorosa belleza. El religioso sintió simpatía y atracción por ella desde que la vio. Con el paso del tiempo ésta se convirtió para él en una obsesión y en un amor prohibido y desesperado.

Cuando la jovencita cumplió diecisiete años y su belleza se había acentuado aún más, se enamoró de un joven que acababa de llegar de la Vieja España, el cual también estaba muy enamorado de ella. Después de un breve noviazgo, decidieron casarse.

Carmen, que así se llamaba la muchacha, le dio la noticia a su confesor. Indignado, el cura y, sobre todo, cegado por los celos, intentó convencerla de que no realizara ese matrimonio, asegurándole que su novio era un aventurero y cazafortunas. Ella no le hizo caso al sacerdote, y los preparativos de la boda continuaron.

La tarde anterior a la ceremonia, Carmen fue a la parroquia para confesarse. El clérigo la recibió malhumorado, ya que al siguiente día tenía que oficiar la misa del casamiento. Su ira fue creciendo mientras Carmen en su devoción cumplía el rito de la confesión.

El hombre no se pudo contener y se abalanzó sobre ella con la finalidad de besarla. Después de una feroz lucha, él pudo dominarla y cometió el deplorable acto de la violación.

En esos momentos, cayó sobre Xalapa una terrible tormenta que, entre fuertes huracanadas, truenos y rayos, amenazaba con inundar la ciudad. El abominable acto concluyó con el asesinato de Carmen y el suicidio del cura en Los Berros.

domingo, 2 de diciembre de 2007

El Amor mas grande del mundo (Reflexión)


No se hasta donde un padre este dispuesto a llegar por un hijo. En la mayoria de los casos, nuestra vida no es suficiente para lograr su felicidad. Esta historia va dedicada a ti, mi querida Yiyi. Donde quiera que estes, deseo de todo corazón que seas muy feliz, y que esta etapa de tu vida adolescente sea un grandioso paso a tu vida de mujer adulta. Te quiero mucho.

Cuenta la historia de un padre:

“El día que mi María José nació, en verdad no sentí gran alegría porque la decepción que sentía parecía ser más grande que el gran acontecimiento que representa tener un hijo. Yo quería un varón. A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucia pálida y la otra radiante y dormilona. En pocos meses me deje cautivar por la sonrisa de María José y por el negro de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura, su carita, su sonrisa y su mirada no se apartaban ni un instante de mi pensamiento, todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacia planes, todo seria para mi María José.”

Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de María José: Yo también sentía gran afecto por la niña que era la razón más grande para vivir de Randolf, según decía el mismo.

Una tarde estaba mi familia y la de Randolf haciendo un picnic a la orilla de una laguna cerca de casa y la niña entablaba una conversación con su papá, todos escuchábamos.

- Papi, cuando cumpla quince años, ¿Cual será mi regalo?.

- Pero mi amor si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho para esa fecha?.

- Bueno papi, tu siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí.

La conversación se extendía y todos participamos de ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas. Una mañana me encontré con Randolf enfrente del colegio donde estudiaba su hija quien ya tenia catorce años. El hombre se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro. Con gran orgullo me mostró el registro de calificaciones de María José, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos y los estímulos que les habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicite al dichoso padre y le invite a un café. María José ocupaba todo el espacio en casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente el de su padre.

Fue un domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a misa, cuando María José tropezó con algo, eso creímos todos, y dio un traspié, su papá la agarra de inmediato para que no cayera. Ya instalados en nuestros asientos, vimos como María José fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento. La tome en brazos mientras su padre, buscaba un taxi y la llevamos al hospital. Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía de una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, que debía practicarle otras pruebas para llegar a un diagnostico firme.

Los días iban transcurriendo, Randolf renuncio a su trabajo para dedicarse al cuidado de María José, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de el. Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija cuando ella le pregunta:

- ¿Voy a morir, no es cierto?. Te lo dijeron los médicos.

- No mi amor, no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he amado en el mundo - respondió el padre -.

- ¿Van a algún lugar?, ¿Pueden ver desde lo alto a las personas queridas?, ¿Sabes si pueden volver?.

- Bueno hija - respondió - en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola. Estando en él mas allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en ultima instancia utilizaría el viento para venir a verte.

-¿Al viento?. Replico María José. -¿Y como lo harías?.

- No tengo la menor idea hija, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.

Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el asunto era grave, su hija estaba muriendo, necesitaban un corazón pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más.

- Un corazón!. ¿Dónde hallo un corazón?. Lo vendían en la farmacia acaso, en el supermercado, o en una de esas grandes tiendas que propagan por radio y televisión. Un corazón!. ¿Donde?.

Ese mismo mes, María José cumpliría sus quince años. Fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, las cosas iban a cambiar. El domingo por la tarde, ya María José estaba operada. Todo salió como los médicos lo habían planeado éxito total!. Sin embargo, Randolf no había vuelto por el hospital y María José lo extrañaba muchísimo. Su mama le decía que ya que todo estaba bien y que será el papá quien trabajaría para sostener la familia, María José permaneció en el hospital por quince días mas, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así lo hicieron.

Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mama con los ojos llenos de lagrimas le entrega una carta de su padre:

“María José, mi gran amor”:

"Al momento de leer mi carta, debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa de los médicos que te operaron.

No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no poder estar a tu lado en este instante. Cuando supe que ibas a morir sentí que yo también moriría contigo, y me preguntaba ¿que podía hacer?...

Después de tanto pensar y sentir mil cosas dentro de mí, decidí finalmente que la mejor manera de hacer algo por ti era darle respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenias diez años y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás ha hecho. Te regalo mi vida entera, sin condición alguna, para que hagas con ella lo que creas que es mejor, sintiendo muchas cosas bellas y sabiendo que en el mundo lo más importante es que quieras vivir, ¡Vive hija!. Te amo!!!!...

También quiero que sepas que hoy, mañana y siempre estaré a tu lado... siempre. Te Amo y siempre Te Amare, porque eres lo mas grande y hermoso que Dios me ha dado... siempre estaré contigo, siempre TE AMARE... “

María José lloro todo el día y toda la noche. Al día siguiente, fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá, lloro como nadie lo ha hecho y susurro:

- Papi ahora puedo comprender cuanto me amabas, yo también te amo aunque nunca te lo dije. Por eso también comprendo la importancia de decir "TE AMO". Y te pido perdón por haber guardado silencio...

En ese instante las copas de los árboles se movieron suavemente y cayeron algunas flores. Sintió María José que un suave viento rozo su cara y una brisa fresca beso sus mejillas. Alzo la mirada al cielo sintiendo una paz inmensa y dio gracias a Dios por eso. Se levanto y camino a casa con la alegría de saber que lleva en su corazón "El amor más grande del mundo".

sábado, 1 de diciembre de 2007

El Parque de Los Berros

El origen del Paseo de los Berros es muy antiguo, debe su nombre a una planta comestible que crecía cerca de una charca formada por las corrientes de las aguas que descendían de los montes circundantes (localizados en las actuales calles Miguel Hidalgo y Diego Leño). Al principio el lugar sirvió como potrero y plaza de armas.

Hay una historia fabulosa sobre este lugar, que dice asi:

En la época en que Xalapa sólo era un caserío de viviendas bajas y tejados con aleros, rodeado de pantanos abundantes en plantas, vivía en la Villa un hombre muy huraño, al que le decían "El Físico", porque tenía facultades para curar. Si bien los vecinos no lo querían por su manera de ser, lo respetaban gracias a su sabiduría médica.

Cuentan que una vez un labrador llegó enfermo del hígado, con la esperanza de que "El Físico" lo aliviara. Este, al verlo, solo le dijo: "Vaya y coma basta bastantes berros de los pantanos." Después de señalar hacia el sur de la ciudad, se metió dando un portazo. Cabizbajo y con poca fé, el señor hizo caso a las palabras del hosco y solitario galeno.

En poco tiempo, el paciente se recuperó totalmente. Desde entonces, la gente comenzó a llamar al lugar de distintas maneras, según avanzaba el crecimiento de la población: Pantano de Los Berros, Laguna de Los Berros, Paseo de Los Berros y Parque de Los Berros.

Lo que hoy se conoce como El Parque de Los Berros se construyó durante el gobierno de Juan de la Luz Enríquez. En 1911 fué ampliado por el gobernador León Aillaud. En 1953, en su entrada, se instaló una estatua de Miguel Hidalgo y Costilla; también se colocaron una más en memoria del poeta Salvador Díaz Mirón (quién habitó en la Quinta Rosa, enfrente del parque sobre la calle Hidalgo) y otra de la poetisa tlacotalpeña Josefa Murillo.

La Xalapina


De Xalapa y sus proximidades, es originaria la planta "Jalapa", registrada en latín como Convolvulus Officinalis. Se parece a las enredaderas, cuyas flores son campándulas de diversos colores: blancas, rosáceas, rojas, liláceas y anaranjadas.

Por la raíz, el nombre de la trepadora es recordado por el pueblo "raíz de Xalapa". Debido a las propiedades del bulbo, fue muy usado el vegetal en la farmacopea, como un purgante efectivo. El remedio para las enfermedades intestinales se conoció en todo el mundo con el sustantivo de 'jalapina", teniendo gran demanda en la medicina universal.

Por eso, los cordones heráldicos del embleema de nuestra ciudad portan la imagen de esta eficaz panacea, utilizada desde hace siglos en las culturas precortesianas.

Los nativos mexicanos utilizaban esta planta como purgante, y los conquistadores españoles la llevaron a su patria, desde donde se difuncio su uso por toda Europa.

DATOS GENERALES:

Otros nombres: Mechoacán, Purga
Habitát: Originaria de México, concretamente del estado de Veracruz, de cuya capital, Xalapa, lleva su nombre.
Descripción: Planta trepadora de la familia de las Convolvuláceas, cuyo tallo crece enroscado alrededor de otras plantas. Las flores son grandes, nacen de las axilas de las hojas y tiene color rosa o rojo. Las raices son tuberosas y redondas, y estan llenas de un jugo lechoso resinoso.
Partes utilizadas: La raíz.
Propiedades e indicaciones: Posee una fuerte acción purgante, que en pequeñas dosis es bien tolerada y no produce cólicos. Se recomienda cuando se quiera ejercer una acción drástica sobre el intestino. Por no tener mal sabor, es útil para purgar a los niños. También tiene efecto vermífugo y emenagogo (estimula la menstruación).

martes, 27 de noviembre de 2007

La Calle de la Amargura (Revolución)

Antes de que ocurriera el fundamental suceso histórico para nuestra Patria, la calle Revolución era conocida como de la Amargura. El nombre se debe a un relato acerca de que allí vivía una enamorada jóven, cuyo novio correspondía a los amorosos sentimientos. Los parientes de los antiguos vecinos recuerdan hoy que en sus encuentros, la pareja permanecía siempre tomada de la mano, mirándose a los ojos y prometiéndose eterna compañía.

Por las mañanas, el muchacho acostumbraba saludar a su prometida primero y después se iba al trabajo. Mientras tanto, ella se quedaba en su casa, ayudando a la madre en quehaceres domésticos y preparándose para el matrimonio. En la tarde, él regresaba a visitarla; así, pasaron el noviazgo felices y tranquilos durante muchos meses.

Una mañana, el joven llegó muy angustiado a la casa de su novia y le comunicó que tenía que incorporarse a las filas de la Revolución, jurándole volver los más pronto para casarse. Pero el enamorado nunca retornó. El tiempo pasó y la muchacha perdió la esperanza de verlo otra vez.

Fué inútil el esfuerzo que realizó su familia para sacarla de la profunda tristeza en la que se hallaba. Ella comenzó a hacer cosas extrañas; entre sus rarezas, recorría la calle entera con un ramo de jazmines en la mano, preguntando llorosa a las personas que encontraba, por su prometido. Nadie le contestaba. Sin embargo, la novia continuó hasta la muerte interrogando sobre el paradero de quién llamaba su "futuro esposo".

Xalapa se habituó a la figura acongojada de esta mujer, quien envejeció prematuramente en la calle De la Amargura.
Fuente: Historia, cuentos y leyendas de Xalapa

jueves, 22 de noviembre de 2007

La Silla (Reflexión)


Ojalá siempre, toda la gente en el mundo, podamos dejar resuelto nuestros asuntos pendientes, y poder partir en paz hacia el creador. Esta reflexión va dedicada a tí, mi querida Irma (q.d.e.p.). Siempre te llevaré en mi corazón.


La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas.

Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote pensó que el hombre sabía que vendría a verlo.

- Supongo que me estaba esperando, le dijo.

- No, ¿Quién es usted?, dijo el hombre.

- Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted; cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo vendría a visitarlo.

- Oh sí, la silla, - dijo el hombre enfermo. - ¿Le importa cerrar la puerta?

El sacerdote sorprendido la cerró.

- Nunca le he dicho esto a nadie, pero toda mi vida la he pasado sin saber cómo orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro pues no tengo idea de como hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí, hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente de ti, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado el hacerlo pues él nos dijo:
"Yo estaré siempre con vosotros".

- Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora. Así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato en el manicomio.

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que no cesara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición y se fue a su parroquia.

Unos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le pregunto:

- ¿Falleció en paz?

- Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora más tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño respecto a su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Qué cree usted que pueda significar esto?

El sacerdote se secó las lagrimas de emoción y le respondió:

- Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera..