Se acerca el 14 de Febrero, día del Amor y la Amistad, así que les pondré unas cuantas reflexiones muy acordes a la época, espero que las disfruten.
Cuenta una antigua y muy bella leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto, y en un determinado punto del viaje discutieron acaloradamente. Uno de ellos fue abofeteado por el otro amigo durante el altercado, y muy ofendido, sin nada que decir después de tan fuerte discusión, el amigo que fue abofeteado escribió en la arena:
“Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro”.
Siguieron ellos su camino por el desierto y después de mucho andar llegaron a un oasis donde resolvieron que ahí se bañarían y nadarían un poco. El amigo que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pues no sabía nadar muy bien, siendo salvado milagrosamente por el otro amigo. Al recuperarse plenamente, tomó un cincel y un martillo y grabó en una enorme piedra lo siguiente:
“Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida”.
Muy intrigado, el amigo que le salvó la vida le preguntó:
- ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena, y ahora que te salvé la vida escribes en una piedra?
Sonriendo el otro amigo le respondió:
- Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargará de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo.
Lástima que no practiquemos esto con frecuencia, pues a la mayoría de nosotros, cuando un amigo o un familiar nos ofenden aunque sea en forma muy leve, somos implacables con ellos. Les ofendemos también, otras veces les exigimos una disculpa, otras, simplemente los olvidamos, es decir, les dejamos de hablar una buena temporada, o tal vez, para siempre.
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